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Revelaciones 7

Viernes, 20 de Septiembre de 1.996   Rezo…      11:15 h. a 12: 27 h.

Yo.- Bendito seas Señor y Dios mío; y te pido des tu Santa voz a Monbu que trabaja en algo que le desagrada; él se siente un creador y trabaja con un ordenador, y sufre por no cumplir con su vocación. ¿Qué le dices?

+ Amado y buen y fiel hijo mío, tú que te ocupas de la labor, no por amor, sino por necesidad vital, te digo: Yo, Dios, ¡Existo!  Sufres, ya que la vida te ha llevado por senderos no deseados. Te ocupas en una labor que amarga tu joven interior, y te cansa como un anciano. ¡Eres joven! Sea cual sea tu edad, eres joven para rezar y pedirme mi santa providencia.

Yo, Dios, os he hecho irrepetibles, por lo cual, cada uno tiene su destino marcado por sus lícitas inclinaciones.

¿Podría Dios permitir que un Wagner no creara música y trabajara como zapatero, por ejemplo? Yo, Dios, soy justo, y mi justicia goza de perfecta armonía. A quien le doy uno o varios talentos, le doy la ocasión de servirme en y con ellos; mas, a veces, es bueno que sufráis un tanto, para así descubráis que sin Mí, sin Dios, vais perdidos, en diferente camino al que lícitamente querríais y ocuparíais altos cargos, dando al mundo, a vuestros semejantes, por lo que vinisteis al mundo, y cumplir con vuestro santo trabajo.

Mas hay muchos que, aunque me amáis y creéis en Mí, no me pedís con fe e insistencia os permita ejercer el trabajo laboral para el que os creé Yo, Dios; y si no pedís, Yo, Dios, no doy; y si no lo pide alguien por ti, Yo, Dios, no te lo doy; y es que soy justo y por mi santa justicia, os dejo libres.

Tú, hijo mío, trabajas en un oficio que te fastidia, tu trabajo profesional te cansa. Ofréceme tu dolor para darme gloria, y añádele las intenciones que desees, incluso el que Yo, Dios, te ayude a conseguir que trabajes en lo que te gusta y me place; y me place, ya que he sido Yo, Dios, quien te ha elegido para esta ocupación que tanto anhela tu corazón.

Reza, reza, reza.

Trabaja con tu trabajo de hoy, para que en el futuro tu trabajo sea el que te gusta.

Es cansado para el hombre honrado, trabajar todo el día en labor que le fastidia. Yo no pido que dejes este trabajo que hoy, ahora, tienes, ¡No!, deseo que sigas sufriendo con él, hasta que Yo, Dios, no decida cambiar tu destino; mas, cuánto bien da al mundo y a ti mismo, hijo mío, este trabajar, si me das tu sacrificio para lo que Dios desee. Y si vives en mi Gracia, en gracia de Dios, por estar limpio de pecado al haber acudido a la confesión que te limpia de todo error, entonces estás en mi camino, en el camino de Dios, y es cuando Yo, Dios, puedo darte mi Santa Providencia;  y por tu libertad de vivir en santa gracia, por tu libertad de ser católico, Yo, Dios mismo, te doy todo, todo lo que te es lícito. Te doy un trabajo acorde con tus talentos y  te doy el amor humano que tanto necesitas y anhelas.

Hijo mío, di: “En Ti, Dios mío, yo confío”; y confía con fe. Yo, Dios, jamás te traicionaré, si tu vives en mi Casa; y mi Casa es mi Santa Iglesia Católica, Apostólica y Romana.

Ven a Mí, y Yo, Dios, te doy todo cuanto desees y me lo pidas con fe, oración y cumpliendo tu trabajo para Mí, para Dios, ya que cumplir con el trabajo, es rezar todas las horas que trabajas.

Hay innumerables hijos míos, de Dios, que tardaron muchos años de sufrir en un trabajo de su desagrado, hasta que Yo, Dios, no les di mi santa bendición, mas siempre, siempre, la doy para quién me llama.

¡No desesperéis jamás!

En la desesperación vive Satanás, que domina a las almas y les hace ver que el trabajo es solo para conseguir el capital. El trabajo, hijos amados, es para darme gloria.  

¿Y cómo da gloria a Dios la sabia naturaleza?: De la vid sale el vino; del sol, la luz y el calor; de las nubes, la lluvia que riega la tierra y hace crecer la flora y su belleza. Jamás la naturaleza da gloria a Dios, yendo contra su condición natural y armonía, ¡Jamás! Jamás las nubes dan luz, y con ella se hace el  vino; eso sería ir contra Mí, ¡contra Dios!; y por ir contra Mí, no me daría gloria la vida. Y así es con vosotros, amados y benditos del Dios vivo. Si tú, amado hijo Monbu, eres un artista, no es por casualidad que lo seas, sino porque Yo, Dios, así lo pensé y deseé para ti. Mas tú, amado mío, en diferencia a la naturaleza, tú, , eres libre, y eres tú, solo tú, quien por tu libre voluntad de carácter y con mi santa ayuda, que me pides a través de la oración, tú, llegará el día en que por mi voluntad, la voluntad y la Providencia de Dios, te daré la oportunidad de tu armonía interior y física; solo hay como condición, que me  ames, que ames a Dios, y te pongas totalmente y verdaderamente en mis santas manos. Yo, Dios, te moldearé, si es preciso con el dolor, para que al final seas fiel a Mí, a Dios, y cumplas Conmigo, cumpliendo contigo por y para lo que Yo, Dios, te destino.

Hay muchos que quieren y no quieren. Quieren ser felices en su trabajo, y además desean que su trabajo sea muy bien remunerado. Yo, Dios, digo,  que quien trabaja en lo que Yo, Dios, por los talentos que le doy, es su oficio, es decir, quien trabaja en su vocación, puede tener tiempos de angustia, ya que la angustia forma parte de la vida, pero si es fiel y perseverante y me lleva a Mí, a Dios, de asiduo acompañante, ¡Jamás fracasará!, y el triunfo le llegará. ¡No dudes, hijo mío! Muchos, por la duda, no habéis acudido a Mí, a Dios, y habéis preferido seguir con el capitalismo que os da dinero y mata el espíritu. 

Tú, si eres creyente y practicas mi santa doctrina, ¡la católica!, Yo, Dios, soy tu Padre; ¿Y qué hace un padre? Un padre ayuda a su hijo. Yo, Dios, te ayudo a ti, hijo mío. Ven, vive en mi santa gracia, y llevarás mi apellido: ¡Hijo del Dios vivo!, ¡mío!

 

Rezo…    12:14 h. a  12:27 h.

+ San José me cuidó, cuidó al Dios Niño, cuidó de mi Madre, su amada y adorada esposa, María virgen; y San José disfrutó de muchas horas en su labor artesanal, trabajando la madera; no siempre pudo dedicarse a ello. En nuestra huida a Egipto, para que pudiéramos vivir los tres, trabajó en todo trabajo honrado que mi Santa Providencia le dispuso; y a veces, no tuvo trabajo, y el hambre visitó nuestros cuerpos, mas al final de sus días, mi amado José, mi padre, trabajó y disfrutó en acariciar la madera con sus artesanas manos.

Yo, Jesús, Dios, aprendí el arte de mi padre y me ocupé de su trabajo, y trabajé en lo que no era mío, hasta que evangelicé, y al final de mis días, Yo, Dios, Jesús, también tuve el goce de ocuparme en lo que Dios, Yo, me había destinado. Mis talentos fueron dados al mundo por mi libre voluntad y obediencia a mi Santa Naturaleza. Por vivir en Gracia, obedecí a Dios y a mi destino, y me gocé con amar a los hombres  y darles mi amor; esa es y era y será mi Santa Vocación. Mas, antes, trabajé la madera para sostener a mi Madre, para darnos el alimento de la tierra y poder así luego, cumplir con mis talentos. Y como José, acaricié al final la madera con mi cuerpo apresado al madero.

Yo, Dios, os quiero, os amo y os bendigo, hijos míos.