…rezo… (18:02) a (18:21)
Yo.- Dios amado, (estoy temblando de lo nerviosa que estoy) la he llamado y no está en su casa; me ha dicho la señora que la ayuda en las faenas de la casa, que llegará a eso de las 18:15.
¿Por qué me has dicho que la llamara enseguida si ya sabías, amor mío, que no estaba?
+ Porque cuando llames ahora, ya no estés tan nerviosa. Tu voz tiene que traslucir mi paz. He visto, Primavera, que me has obedecido sin rechistar; así me gusta. (- Está muy contento)
Y digo Yo, Dios, a tu esposo, mi amado hijo Fuerza: hijo mío, mi hija Lix, no puede por sí sola llevar a su esposo a Mí, y Yo te ordeno, con todo mi cariño, que te ocupes personalmente, y con preferencia, de mi amado hijo Amarin. Mi alma tiene sed de él, y tú tienes mi poder para conseguir que él vuelva a Mí. Ya os he dicho que hoy empieza vuestro trabajo. Fuerza, mi hijo tan amado, ponte en contacto con mi hijo Amarin, utiliza tu libro como excusa. Repito, mi hija Lix, necesita que tú, amado Fuerza, le eches una mano. Reza siempre la oración que os he dado esta mañana. Voy a rendir almas a Dios a través de ti, amado Fuerza; si supieras cómo te amo Yo Dios, te volverías loco de felicidad y dicha. Invita a mi hijo Amarin a comer a tu casa. La pureza de la presencia de tus hijos, derriten a las almas más apartadas de Mí. Yo confío en ti, Fuerza, y en ti, Primavera; confiad los dos en Mí, y acudid a mi Madre Santísima y a San José; ellos están esperando vuestras peticiones para ayudaros desde el Cielo. Acudid a los Santos Ángeles, los vuestros y a los de quienes tenéis que rendir a Mí; están esperando ayudaros. ¡Os necesito tanto, oh mi Fuerza! Rezad, rezad y sed humildes; no olvidéis que es mi gracia la que actúa en vosotros. ¡Adelante, con audacia, hijos de Dios tan amados! Mi espada está en vuestros labios. Abrid la boca con prudencia y audacia; mi Espíritu os guía y os guiará hasta el fin de vuestros días. Oh, cuánto espera Dios de vosotros dos, mis amados, mis tan amados hijos de mi Inmaculado Corazón. Os arrojo a la vida, sed útiles a Dios. No temáis, Yo os amo y confío en todos vosotros, amados, mis amados. (Yo.-Y me ha parecido ver lágrimas de agradecimiento en los ojos de Jesús, pero enseguida sus labios se han abierto en una sonrisa)
Yo.- ¡Te quiero, te amo Dios mío!