Saltar al contenido

LAS HERRAMIENTAS DE LA FE - 3. página

Libro nº 5 de Primavera de la Gloria de Dios

Revelaciones 1

LAS HERRAMIENTAS DE LA FE

Quinto libro de Revelaciones Divinas a Primavera de la Gloria de Dios

 

Sábado, 29 de Junio de 1.996   Rezo…      12:25 h. a 13:30 h.

Yo.- Amor de los Lluvia, a ti, Dios Uno y Trino, a ti Jesús, Amigo: Te amamos tanto que en verdad estás vivo en nosotros y en nuestro hogar.

+ En vuestra casa habito, es mi casa.

Voy adonde vais y estoy donde estáis.

Yo Dios, vivo y estoy con todos los cristianos, los que aman a Cristo, los que llevan su cruz consigo; estos sois mis hijos.

Y mis hijos se reconocen por el amor con que me amáis y os amáis unos a otros.

Mi sello, el sello del Dios verdadero, es el amor.

Donde hay amor, hay mi Gracia y mis virtudes y mi Providencia.

Las obras de mis hijos hablan de Mí, de Dios, del Dios que os creé.

Sed sabios y amad al Amor, y os llenaré de amor, y con mi amor llenaréis el mundo del amor de Dios, del amor que mueve toda la Creación en la universalidad.

Cuando mi amor os llene, llenaré el mundo, y mi Era, la Era del amor, será la santa Era de Dios.

Decid sí a Dios, a Mí; no temáis, vuestro sí puede, debe, ser real.

Podéis seguirme en todas las cosas; se puede hacer y vivir a la vez.

Hay quien piensa que decirme sí, es para vivir en otro mundo que no es este mundo real. 

Mas, Yo, Dios, os digo:

Al contrario, cuando me decís sí, es cuando realmente vivís la realidad humana.

Yo, Dios, soy un Dios real, y todos lo habéis comprobado en alguna circunstancia que os ha tocado vivir.

Lo que ocurre es que, o no os disteis cuenta, o al daros cuenta, lo apartasteis de vosotros, por miedo a ser conscientes de Mí, y al ser conscientes de Mí, de Dios, deberíais cambiar vuestra vida; mas la comodidad os inmovilizó a la acción de decir sí a Dios, a Mí.

Y os pregunto: ¿Sois felices sin Mí, sin Dios? Di ¿Eres feliz, amado mío?

Busca en ti, y verás que estás solo, estás sola.

Actúas, mayormente, para agradar a los demás, mas estás solo, sola.

Luchas, muchas veces, contra ti mismo para hacer y seguir las normas de la sociedad que te ha tocado vivir.

¿No es verdad que podrías, por ejemplo, tener más hijos?, mas, como tienes uno o dos, y es lo que se estila hoy, ya no admites en ti mismo la pregunta de si realmente podrías tener más hijos.

El hecho de la sociedad de consumo, te domina.

¿Eres libre?; te pregunto, Yo, Dios: ¿Eres libre, hijo mío, hija mía?

¡Oh! Cuántas mujeres habéis abortado, por seguir la norma de esta sociedad tan asesina; ni siquiera os habéis planteado no hacerlo, cuando un médico os lo ha aconsejado.

¡Os fiáis de cualquiera, por el hecho de disponer de un título!; mi título es ser Dios, el Dios creador.

Y si soy vuestro creador, sé la verdad de vosotros y lo que os conviene; y os digo:

Os conviene ser verdaderamente libres.

¡No os sometáis a la sociedad!

 Si realmente estás solo. ¿No lo ves?

Cuando necesitas en verdad de alguien, de ayuda, ¿dónde está?

Sólo Yo, Dios, estoy siempre contigo, ¡sólo Yo, Dios!

Os engañáis; actualmente vivís muy cerca unos de otros, mas es cuando estáis más lejos.

Creéis que el Estado os ayudará en los momentos difíciles y complicados. Por eso, para comprar su ayuda, vendéis vuestra libertad; ¡estáis muertos de miedo!, y, ciertamente, muchos ya estáis muertos, sentenciados al Infierno, por vuestros graves pecados.

¿Sabéis cuál es el pecado más grave que cometéis?

¡El vivir esclavos de la sociedad!, ¡del qué dirán!

Por miedo, habéis vendido vuestra libre libertad.

¡Sois prisioneros unos de otros! ¡Estáis muertos!

Vivid, ¡vivid!, ¡sed libres!

Confiad en Mí, en Dios, soy el dueño y señor de la libertad.

Y los mandamientos os los di para que realmente podáis ser felices; ¿o es que no deseas ser feliz, hijo mío, hija mía?

Yo, Dios te conozco bien; Yo, Dios, te creé, y creé el mundo por ti.

¿Por qué confías más en la sociedad que en Mí, en Dios?

¿No ves que la sociedad está como tú, esclavizada al capitalismo, al anticristo?

¡Nadie te da nada por nada!, confía en Mí, en Dios. Yo te di la vida. Si naciste, fue porque Yo, Dios, pensé en ti, en ti.

Cuando eres libre, vive mi Espíritu, el Espíritu que te guía a la libertad de la acción.

Debes tener fe en Mí, de continuo te doy pruebas de mi amor; ¡eres mi hijo!, te creé libre.

Ten fe en Mí, en Dios, por tu libertad. ¿Qué, que no tienes fe? ¿Que estás desengañado de todo?

Si estás desengañado de Mí, de Dios, es que jamás me has amado, ni jamás has tenido realmente fe; cuando es fe es verdadera, no se pierde; no se renuncia a ella cuando las cosas no salen como uno desea; no, eso no es fe.

La fe es la certeza de que Yo, Dios, existo, de que os amo, de que os creé, me hice hombre y morí en la cruz para redimiros, y daros el Cielo como herencia.

La fe es saber que la vida es un tránsito para probar vuestra fe, y por ella, por las obras de ella, recibir la recompensa de una vida eterna. Y cuando digo eterna, hablo de incontables billones de años, viviendo en gozo y felicidad.

Mi Mundo no es este de corrupción y desdicha, mi Mundo es bello y lleno y pleno de amor, gozo y alegría.

Y es Allí adonde os lleva la fe en Mí; ¿deseas venir?

Eres libre, realmente libre; es cosa tuya el que decidas tener fe; si deseas tener fe, es sencillo, ¡pídemela!; Yo, Dios, te la doy.

Tú sólo debes aplicar tu principio de libertad, y que sea tu libertad la que decida si deseas tener fe, por ser libre tu elección. Y Yo, Dios, te la daré, por el hecho de poner tu libertad a mis pies, y darme tu libertad, que me pide libremente la fe.

Ten fe, hijo mío, ten fe, porque desees tenerla; Yo, Dios, jamás, ¡jamás!, te decepcionaré, y los disgustos que recibas de la vida, por mi fe, te será llevadero seguir viviendo; ¿o, es que los que no tienen fe, no tienen disgustos?