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SAN JOSÉ Y LAS OBRAS DE LA FE - 55. página

Libro nº 6 de Primavera de la Gloria de Dios

Revelaciones 8

Lunes, 23 de Septiembre de 1.996   Rezo…      10:42 h. a 11:45 h.

Yo.- Amor mío, ¡mi Jesús! Dios de amor y todopoderoso, que tu justicia caiga sobre todos nosotros, amén.
Ayer vinieron Ñai y Pustre. Y Ñai te hace las siguientes preguntas: 
“¿Por qué los encefalogramas salen normales y, en cambio, yo, tengo ataques epilépticos?”

+ Hijita mía, mi niña Ñai, no escondas tu dolor, que es fuente de mi amor. Yo, Jesús, Dios, estoy en tu dolor, y por estar en él, es santo dolor. No te preocupes en exceso y deja que tu dolor siga el curso de mi amor. Yo, Dios, te bendigo y deseo te unas a mi Sacrificio. Deseo que sufras, pero tu sufrir es bueno; puedes afrontarlo, puedes vivir con él, ya que es santo, por venir de mi deseo, del deseo del Dios, Rey del Universo. Te amo, linda flor; dame tú tu amor; ¿lo harás, buena hija de Dios, mi niña Ñai?

Yo.- De parte de Ñai: “¿Qué deseas de mí; estoy enferma, y debo ocuparme de una carga agotadora, y por no encontrarme bien, no sé qué hacer?”

+ No debes hacer otra cosa que sufrir, eso es lo que Yo, Dios, deseo; deseo tu sufrir; ¡entrégamelo!, que con él haré maravillas. Por tu sufrir, muchos verán la luz de Dios. Por tu sufrir, amada Ñai, mi niña Ñai, Yo, Dios, seré encontrado por innumerables hijos que me han abandonado. Hijita mía, ofréceme tu dolor, que es alegría para el que vive en las “tinieblas”. ¿Me lo das?

Yo.- De parte de Ñai: “¿He de continuar con esta medicación?”

+ Tú, Ñai; ponte en manos del doctor; que él, sin saberlo, obedece a la voluntad de Dios, de la mía.

Yo.- De parte de Ñai: “Si he de ir a trabajar, ¿en qué? ¿Dímelo?”

+ Tu trabajo es sufrir. Yo, Dios, ya me ocuparé de lo demás, y podrás sufrir en santa paz. No temas, no estás sola, no estáis solos; Yo, Dios, os doy de continuo mi santa providencia. Ten fe; no dudes de ella.

Yo.- Otra pregunta de Ñai: “Te pido por mi padre, Justo, tiene 88 años y está enfermo; ¿deseas curarlo?”

+ Es bueno estar enfermo, eso sana el alma, y es vuestra alma la que vive y vivirá eternamente. Mi amado hijo, Justo, se está haciendo un hermoso lugar en mi Cielo eterno, gracias a su enfermedad. Yo, Dios, no lo abandono jamás, por eso está enfermo, porque es mi deseo.

Yo.- Otra pregunta de Ñai: “Te pido por mi madre, Lola, tiene 87 años y está enferma; ¿deseas curarla?”

+ Este es mi deseo, amada mía, mi hijita que sufre, y que sufrir le atormenta el alma. Bonita mía, mi Lola, mi niña, bebe el agua de Lourdes, que mis hijos, Fuerza y Primavera, te darán, y sana y sé feliz de poder cuidar de tu esposo. Acuérdate de confesar y comulgar, y acuérdate de que soy el Dios Católico, y ven a mi Santa Iglesia; Yo, Dios, estoy en Ella, y sólo en Ella. No llores, y da gracias al Dios que tanto te ama. Te bendigo, hijita mía.

Yo.- Otra pregunta de Ñai: “Te pido por mi misma, ¿Deseas curarme de mi enfermedad epiléptica?”

+ Deseo que me lo pidas. ¡Deseo que me pidáis con fe! Vosotros, hijos míos, sois libres, y si no me pedís, Yo, Dios, no puedo serviros; pero cuando vuestro corazón me reconoce como a Dios, al Dios que tanto os amo, y lo puedo todo, entonces, Yo, Dios, me rindo a vuestro amor, ya que solo el amor llega a Mí, a mi Santo Corazón, por ser el Amor lo que soy Yo, Dios; sí, Yo, Dios, te concedo tu salud, y te la concedo por mi amor, que ha sido llamado por el tuyo. Bebe, amada Ñai, bebe el agua de Lourdes que mis hijos, Fuerza y Primavera, te darán; y sana, sana de tu enfermedad, mas entrégame toda tu vida y dame gloria, gloria a Dios, con ella. Confiésate, haz una buena y humilde confesión general y ven a comulgar, que te daré un abrazo, tan fuerte, que tú, amada mía, mi niña Ñai, lo notarás en ti misma. Besos de Santa María, que me pide te dé el milagro de sanación.

Yo.- “Te pido por un amigo de la familia Vlai, tiene 23 ó 25 años, y tiene una enfermedad de riñón, y está perdiendo la fe. El miércoles le operan. ¿Deseas curarlo?”

+ Vlai, hijo mío, ¿ya no recuerdas cuando, de pequeño, tu madre te decía?: “Dios fue niño.” ¿Ves como soy el mismo? Y Yo, ese mismo Dios, que soy niño y soy muerto en la Cruz, soy el que hoy, ahora, estoy hablando contigo. Tu carga ya es excesiva, amado mío, por eso es la hora, que Yo, Dios, acudo a aliviar tu enorme peso. Deseo curarte, hijo mío; ¿lo deseas tú? Piénsalo, y mientras lo piensas, bebe el agua de Lourdes que mis hijos, Fuerza y Primavera, te darán a beber. Mas, serás tú quien pondrás el sí en tus hechos, ya que Yo, Dios, te pido que para ver mi santo milagro en ti, amado hijo Vlai, debes confesar y comulgar, y cumplir Conmigo, con quien tanto te amo, con Dios, que acudo en el momento límite de tu desesperación. Reza a tu Ángel de la Guarda, y el te protegerá y te cuidará en esta operación. Bebe y sanarás, cumple conmigo, con Dios, y vivirás en la eternidad Celestial, con tu madre, que está feliz de poder venir a Mí; reza por ella, y no escondas tu dolor, el dolor os hace mejores a vosotros los hombres. Hijo mío, deseo, Yo, Dios, verte sonreír, y deseo acudas a conocer a la familia Lluvia, con ellos reirás, ya que ellos tienen la risa de Dios, por estar Yo, Dios, en ellos. Hijo mío, eres bueno, mas eres torpe para dejar salir tu bondad. Debes aprender de Mí, de Jesús, que obedecí en todo a Dios Padre y por mi obediencia, soy bueno. Sé tú bueno y obedece a Dios,  bebe, confiesa y comulga.

Yo.- Otra pregunta de Ñai: “¿Juntipus es el joven que conviene a Glass?”

+ Glass bonita, no te precipites, y retén tu pasión; no es bueno dar confianza a quien no lleva aún alianza. Os convenís, mas, aguantad este torrente que os inunda. Sed buenos, sed santos y prudentes; amor no es solo pasión. La pasión va con el amor, y es buena y lícita a mis ojos, el que os la entreguéis y la disfrutéis mutuamente cuando estéis casados; antes, no es bueno daros, ni enseñaros la pasión; demostraos el amor y guardad la pasión; sed amigos, conoceos como hermanos y disfrutad de vuestra compañía. Yo, Dios, os amo y os veo, os observo de continuo; ¡sed buenos, Glass y Juntipus! ¡Sed santos! Podéis serlo, debéis serlo. ¡Sedlo! Os amo Yo, Dios, ¡os amo!

Amados, Fuerza y Primavera, entregad mis palabras y el agua de Lourdes, cuanto antes; podrían venir a buscarlas.