Saltar al contenido

Archivo por meses: marzo 2018 - 130. página

Revelaciones 125

… rezo… (12:54) a (13:32)

 

Yo.- Dios mío, perdóname, pero no puedo apartar de mi conciencia mi falta de fe, y tengo muchas, muchísimas ganas de llorar, y estoy muy, pero que muy enfadada conmigo misma: ¡Me daría un par de bofetadas! Y resulta que lo que hago es tener mal humor y descargar mi desazón con mi amado esposo que no sabe lo que me ocurre, ya que lo que me ocurre, es tener vergüenza de mí misma, y no sé qué hacer. 

+ Humíllate, sé humilde Primavera, y acepta que has pecado contra Mí, tu Dios, que tanto te ama y amas, y ha sido por no tener suficiente fe en Mí. Yo Dios te dije que haría un milagro, y al tú dudar de él, Yo hoy te he dicho que por tu duda, no lo hice, ni lo haré, y ahora te sientes como te sientes. Humíllate, acepta que pecaste contra Mí, Dios. 

Yo.- (Lloro) Ahora, por fin lloro, ya que antes tenía un tanto de soberbia, ya que Dios me exige tanto que me aguantaba el llanto por mi orgullo de saber que es muy difícil obedecerle en todo y ser perfecta. Pero ahora, me humillo, ante Dios y ante todos los que leéis esto, y os digo que soy mala, que soy indigna de las gracias que nuestro Dios me da.

Por favor, ¡rezad todos por mí!, ya que necesito ser buena, muy buena. ¡Tengo, debo serlo! Y si no me ayudáis y rezáis por mí, ¡jamás lo conseguiré! Yo cada día rezo para y por todos vosotros; por favor, ¡rezad por mí!

Y lloro, estoy llorando, y me humillo ante Dios y vosotros. 

+ Así quiero, Yo Dios, que todo el mundo lo sepa; sabed de la humillación de mi amada hija.

Deseo que sepáis que ella no es nada, absolutamente nada sin Mí, Dios, sin vosotros, y sin su voluntad de aceptar esa nada.

Y ahora, Yo, Dios mismo, que he visto cómo sus lágrimas ablandaban su corazón orgulloso de su limitación, Yo Dios le concedo, por Mí, por vosotros y por ella, la paz y la dicha de aceptar que no es nada, y que Yo Dios y vosotros, la amáis por eso mismo, por no ser nada, ¡nada! 

Yo.- Soy nada, pero a pesar de ser nada, ¡te amo! ¡ámame!, ya que siendo consciente de mi nada, si no me amas, Dios y amor mío, no vale nada mi nada. Pero si me amas, y me das tu amor, esa nada que soy, será algo por Ti, por mi amor, por quién vivo y muero, ya que muero al ser nada. Mi nada no es nada, y al ser nada, no tengo ni soy nada, y por esa nada, estoy muerta. ¡Hazme vivir Dios mío, por esa nada que en Ti, y por Ti, será, seré, lo que desees, lo que Tú desees; sólo lo que Tú desees! Por mi nada y con mi nada, te amo, y muere mi nada por Ti. Dios, Dios mío: ¡ámame! 

+ Te amo, (Yo.- y sonríe, sonríe feliz, muy feliz) hijita linda. Tu docilidad, amada mía, mi buena hija Primavera, salvará muchas almas, ya que te imitarán. Si tú puedes, ellos saben que pueden.

¡Que los hombres den gloria a Mí, a Dios!

Si tenéis fe, hijos míos, todos tan amados, mis milagros obrarán en vosotros, y veréis cumplidos vuestros lícitos deseos. ¡Lo sello! Yo Dios, por mi autoridad, por mi poder, que es todopoderoso y eterno, lo sello.

No dudéis, tened fe, y veréis los milagros de vuestro Dios por el mundo, por mi amor, por vuestro amor.

Primavera, tu Dios, Yo, te amo, como a cada uno de mis hijos.

Hijos míos, mirad a mi hija Primavera, que es amada igual que a cada uno de vosotros, que a ti, a ti, a ti… sí, a ¡ti!